miércoles, octubre 12, 2005

Tanques sí, pero de cerveza...


No entiendo a los que se declaran antibelicistas pero no cuestionan la existencia de los ejércitos: se manifiestan contra la guerra, pero serían incapaces de hacerlo contra la industria militar y los militares.

Tampoco entiendo a los que se declaran decididamente antimilitaristas, pero entienden, aplauden, a aquellos pueblos que deciden defenderse a tiros de algunas opresiones. Como si nosotros no fuéramos pueblo oprimido. Como si no hubiera otra solución para librarse de la opresión que oprimir (gatillos o botones).

Yo pienso que la paz y la guerra son estados "ficticios" del género humano: creemos que o bien estamos en paz, o bien estamos en guerra (como si de las estaciones del año se tratara), y no es asi. Estamos en paz y en guerra constantemente, indisolublemente, si miramos desde la distancia adecuada. Y lo peligroso de la cuestión es que no solo no nos damos cuenta, sino que parece que nos da igual. Si no nos diera igual, los políticos que nos gobiernan no serían esa casta de intocables a los que tenemos situados por encima del bien y del mal (o lejos, al margen, de nosotros mismos y nuestros intereses, que es lo mismo).

¿Cómo no les da vergüenza organizar desfiles militares?

1 Comentarios:

Blogger Miguel dijo...

A mi ver desfilar a los militares me parece tan ridículo o más que ver desfilar al gremio de los repartidores de butano o a los maestros de primaria (por decir algo). Sin contar a los legionarios con su cabra y su pecho al aire, eso sí.
Otra cosa es si hablamos de desfiles reivindicativos o desfiles festivaleros (suelen ir de la mano ambos).
Ver desfilar a los militares me parece una auténtica provocación -a los que nos consideramos sociedad civil- y de un mal gusto incomprensible y, sí, aberrante.

21 octubre, 2005 16:34  

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